juego heurístico
María Montessori pensaba que el juego heurístico era el único recurso que tenían los pequeños para imitar a los adultos. Ella consideraba que la necesidad de jugar, por ejemplo, a la cocinita para emular a los adultos, se suplía con la actividades de vida práctica, ya que ella había observado que los niños y niñas preferían materiales reales a juguetes.
A lo largo de nuestra infancia, no se nos ha inculcado el valor del error como el motor del aprendizaje. Se nos ha premiado con los "muy bien" pero jamás nos han dicho: "¡genial, te has equivocado; sigue practicando y pronto lograrás lo que quieres!"
Las actividades de la vida práctica favorecen la concentración, la autonomía y el aprendizaje empírico con repetición, ensayo y error, además de favorecer el autocontrol y el desarrollo de los músculos de las manos.
El juego heurístico permite que los niños y niñas, cada cual a su ritmo, exploren, conozcan y reconozcan el mundo que les rodea.
Existe una relación muy estrecha entre este tipo de juego y el cesto de los tesoros. Éste último, sin ser una actividad dirigida, facilita que niños y niñas tengan un contacto directo con diversos objetos sin finalidad prederteminda, ofreciéndoles así un gran abanico de sensaciones y estimulación.
En el juego heurístico, el/la pequeño/a interactúa con una variedad de materiales. Esta tarea fue idea de Elionor Goldchmied, quien pensaba que era una continuación del juego del cesto de los tesoros.
La exploración de este tipo de materiales ( botellas, tapas, pinzas, cartones del papel higiénico, hueveras, palos de madera de colores, ...) ayuda a que los niños/as exploren de manera sistemática y se inicien, sin quererlo, en habilidades como: destapar, enhebrar, apilar, vaciar, llenar, ...
Este tipo de juego se puede iniciar desde los 12 meses hasta los 2 años.
A través de este juego activo, el niño/a estructura el pensamiento, aprender en un ambiente relajado donde priman la concentración y la atención, conoce y manipula con gran variedad de materiales y texturas,...
El juego tiene do partes, ya que después de jugar, han de clasificar y ordenar cada objeto en su correspondiente caja o compartimento donde estuviera guardado. De esta manera, los niños recogen los objetos con los que han jugado a la vez que aprenden a clasificar, a diferenciar.
Los/las niños/as dan prioridad a actividades o materiales fructíferos para él/ella. Prefieren actividades con propósito.
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