KIVA- programa contra el bullying

KIVA es un programa finlandés contra el acoso escolar. Aporta a los alumnos lecciones sobre el respeto a los demás, la comunicación, la empatía,... adaptados  a distintos niveles: 7, 10 y 13 años.

Su eficacia ha sido demostrada en rigurosos estudios científicos.


KIVA nació en 2006 a causa de la preocupación ante la crecida de casos de acoso escolar. El Ministerio de Educación Finlandés encargó  a un equipo de expertos en psicología infantil  y acoso escolar, un programa que ayudara a eliminar este mal en las aulas. 

Se ha demostrado que, efectivamente, el sistema funciona y reduce los casos de una forma considerable.
El 90% de las escuelas en Finlandia lo usan, tras haber comprobado su alta efectividad. Tanto es así, que se ha extendido por otros países como: Suiza, Francia, Italia, Reino Unido, Nueva Zelanda,... y ya está disponible en España. 


El objetivo de KIVA, además, es formar al profesorado para que éstos sepan lidiar contra situaciones así. Formar en estrategias, metodología y herramientas prácticas para prevenir el acoso y saber intervenir en el momento y de la forma adecuada.
También ayuda a que los niños reconozcan sus sentimientos y le pongan nombre, los propios y los de los demás, afianzando así la educación en valores.
A la vez, el proyecto invita a los padres a saber cómo intervenir, les informa sobre cómo identificarlos y cuál ha de ser su papel de cara al niño y a la escuela. 


Ojalá, hace ya unos cuantos años, los maestros que tuve hubieran sabido intervenir...yo hubiera conocido mis sentimientos y haberles puesto nombre sin miedo...y mis padres hubieran tenido la herramienta, capacidad y empatía. ¡Que importante es la empatía y que poco, a veces, se enseña en el aula o en las familias!

Yo sufrí bullying durante muchos años y aún hoy me cuesta hablar de ello, definiendo algunos momentos. Uno de los que recuerdo con mayor claridad fue el día en que estábamos en la capilla rezando. Pensé, aquí no pasará nada....somos alumnos y alumnas de un colegio de monjas y la capilla es el lugar sagrado... Me equivoqué. Hubo un momento en que la maestra pidió que nos diéramos la mano para rezar o cantar, no recuerdo bien. Nadie quería ponerse a mi lado. Sentí que el mundo se caía delante de mis ojos. Yo era una niña buena, tímida. Tragué saliva y aguanté el tirón. Alguien, finalmente, me la dio. Alguien que tendría un poquito de empatía. Pero en esa aula, incluída a la maestra, faltaba mucho de esa palabra mágica. 
Me sentí tan, tan, tan mal que me escapé. No sé cómo pero me fui del colegio. Salí sin que nadie me frenara y cuando llegué a casa (afortunadamente vivía muy cerca), mi padre abrió la puerta. No pude contestar a su pregunta de "¿qué haces aquí?". Sólo quería llegar al baño y vomitar. Vomitar y vomitar.

No sé muy bien que pasó después, supongo que mi madre, como tantas otras veces, acudió al colegio a pedir explicaciones de porqué su hija estaba así. 
Muchas veces dio la cara por mi y nunca se lo agradecí, todo lo contrario. Pensaba, en mi cuerpo de niña, que aquello era peor, que era peor el remedio que la enfermedad. Aún hoy, recordando esta escena...lo hago con lagrimones cayendo de mis ojos. 

Empatía señores, empatía a ustedes y a sus hijos. Por favor, empatía.

Echadle un vistazo a estos vídeos, merece la pena:






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