sobreprotección

 ¿Cómo afecta la sobreprotección durante la infancia cuando somos ya adultos?


La supervivencia de nuestros hijos e hijas depende de nuestro cuidado. Ese es nuestro objetivo principal, protegerles y darles apoyo emocional y seguridad. 


A veces, se confunde esta protección con la sobreprotección pero, en realidad, hay gran diferencia entre ambas acciones.


Por un lado, la protección permite que el niño/ niña forme su autoestima y autoconfianza, fortalezca sus emociones conociendo y explorando el mundo que le rodea, sabiendo que el adulto está ahí.


Por lo contrario, la sobreprotección provoca en el niño la sensación de miedo e inseguridad, ya que el adulto no le permite ser y controla todo lo que el niño/niña hace. No es malintencionado sino que lo provoca el propio miedo del adulto por tener todo bajo control y privar al menor de posibles peligros. 


Estos peligros a veces sólo están en nuestra cabeza...y si existen, lo adecuado es acompañar al niño y estar preparado para cuando nos necesite. Es un error no permitir que el niño/niña se equivoque. 


La sobreprotección es una "trampa". Al principio, todo parace que se hace para demostrar lo mucho que se les quiere pero en realidad les estamos encerrando en una jaula.


El adulto, a veces consciente y otras inconscientemente, lleva esta sobreprotección tan al límite que chantajea al niño/niña emocionalmente, siendo éste el que necesita del menor y no al revés. 


La protección es ofrecer acompañamiento, apoyo, calma, un lugar al que el niño/niña pueda acudir siempre que lo necesite. En cambio, en la sobreprotección el adulto se adelanta a la conducta del menor. 


Cuando le decimos al niño/niña la frase "yo lo hago por ti", en realidad los mensaje implícitos que conllevan son: "no eres capaz y por eso lo hago yo por ti", "tú no puedes", "si lo haces, te vas a equivocar", "no está permitido equivocarse", "el mundo es peligroso, por eso donde mejor vas a estar es aquí conmigo".


El objetivo de adultos así es crear niños y niñas con una vida sin errores ni traumas. 

Este comportamiento genera un gran estrés en el menor. 

Además, no ayuda a fomentar la autonomía sino todo lo contrario...será una persona dependiente que sentirá que necesita a otra persona al lado para sobrevivir emocional y físicamente. 

Se confunde el amor y el afecto con la dominancia y el control. 


¿Qué consecuencias tendrá la sobreprotección en el niño/niña que ya es adulto?

Estos niños y estas niñas mañana serán adultos a los que les cueste tomar decisiones y afrontar los prob inseguros, con mayores miedos. No sbrán calmar y controlar sus emociones por sí sólos. 

En las relaciones de sobreprotección no se permite a las personas estar tristes o enfadadas, por lo que no hay una regulación emocional. 

No tolerarán la frustración, ya que desde que eran menores no les era permitido equivocarse, fallar. 


Todos aprendemos y formamos nuestra personalidad pasando tanto por momentos malos como por los buenos, ambos son necesarios. 

La sobreprotección hará que al adulto tenga una idea muy negativa de sí mismo, teniendo así baja la autoestima. 


Es imprescindible tener en cuenta que la sobreprotección no implica que el niño/a y futuro adulto no sufra daños y traumas. Es precisamente esta forma de cuidado la que generará problemas futuros en el adulto. 




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