¿Por qué los niños/as lloran cuando nos sentamos mientras siguen en brazos?

Muchas son las veces que me he hecho esta pregunta y he creído muy apropiado crear una entrada en el blog al respecto.

Cuando estamos de pie, como por arte de magia el bebé deja de llorar. Si nos sentamos, la cosa cambia. 

¿Por qué?


Han surgido varias teorías al respecto. Una de ellas está relacionada con la evolución. 


En 2013, se publicó un estudio realizado por Current Biology, señalando que el comienzo de esto se da en la era de las cavernas, cuando los primeros seres humanos tenían que estar alertas en caso de que existiera algún tipo de amenaza. Las mujeres cargaban a sus hijos para así tener más tiempo en caso de que tuvieran que echar a correr. 

Los investigadores lo llamaron "respuesta tranqulizadora", lo cual quiere decir que no sólo son más silenciosos los bebés al ser cargados por una persona de pie sino que su ritmo cardíaco también es más lento. Se suavizan, el cuerpo y la mente. 


Se da, sobre todo, en bebés menores de seis meses y se trata de una adaptación evolutiva para sobrevivir.  Esta actitud es más propia de los mamíferos, ya que existe una relación más estrecha entre madre e hijo/a. 

Los investigadores realizaron pruebas a 12 mamás con sus bebés. Mientras observaban el comportamiento de los pequeños, pidieron a las mujeres que cargaran a los bebés unos treinta segundos, mientras se movían, sentarde con él en brazos y tumbarlo.

Los bebés lloraron mientras sus madres estaban sentadas o cuando les tumbaron, mientras que cuando estaban de pie no lo hacían. 

Cuando un bebé se calma al cambiar de postura, lugar o situación, estamos proporcionando nuevos estímulos. Algo que para él es una necesidad constante. 

Como en cualquier necesidad biológica, hay individuos que demandan más que otros en según qué momento. 

"Cuando el cuerpo mantiene una postura continuada se produce compresión continua en algunas zonas. Eso hace que les llegue menos riego sanguíneo y los tejidos se quejen generando sensaciones de dolor".


"Los músculos necesitan moverse. Cuando mantenemos posturas invariables, algunas fibras musculares se contraen de forma independiente y a veces empiezan a generar contracturas (llega un momento en el que cuesta relajarse). En esa situación hay zonas donde empieza a faltar el riego de sangre y alertan produciendo dolor". 


La solución es ofrecer movimiento y estímulos al bebé.


Conforme un niño crece y va adquiriendo movilidad, desarrolla capacidad de darse a sí mismo lo que necesita. Se mueve cuando está incómodo, busca estímulos cuando se aburre.




 

 

 


 


 

 



 


 

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