La importancia de la tristeza

 La tristeza funciona como el dolor que produce una piedra en el zapato, nos avisa de algo que está mal; si ignoramos esa alerta y no hacemos nada al respecto, el pie puede lastimarse, herirse y conducir a una situación incapacitante.”  


La tristeza es una emoción necesaria que nos permite hacer balance de lo que sucede en nuestra vida. Nos hace reflexionar ante lo que hemos hecho bien y en lo que hemos fallado, impulsándonos a tomar decisiones importantes.


Cuando nos sentimos tristes estamos en el punto óptimo para evaluar la situación actual y tomar las medidas necesarias para mejorarla. 


Estar triste es una función adaptativa y necesaria para obtener el equilibrio emocional. Si sabemos manejarla, nos ayudará a superar muchos problemas que irán apareciendo a lo largo de nuestra vida. 


La tristeza tiene una función: motivarnos a pedir ayuda en momentos de pesimismo o soledad, a hacer una reflexión sobre la situación que vivimos en este momento. 

Como en tantas cosas, la tristeza está mal vista por la sociedad. Cada vez que aparece, tratamos de suprimirla, lo cual crea graves consecuencias. 


Durante la infancia, los niños y niñas manifiestan esta emoción de  manera similar que un adulto. 

Pueden presentar cambios bruscos de comportamiento y aquí es donde los padres han de estar atentos a cómo actúan sus hijos/as. 

El niño/a puede sentirse apático, decaído, llorar por todo, únicamente quiere dormir, no quiere comer, habla poco,...O,por el contrario, puede presentar otros signos tales como estar ansioso, no poder dormir o hacerlo mal y comer en exceso. 

Son muchos los motivos por los que un niño/a puede sentirse triste, como le sucede al adulto: el cambio de colegio o tener algún problema en éste, una situación familiar complicada, el fallecimiento de un ser querido o mascota,...

A muchos padres no les gusta ver así a sus hijos y evitan pasar por todo lo que ello conlleva. Por eso, tratan de evitar que se sienta así en lugar de buscar la manera efectiva para hablar de la tristeza y poder ayudarles. 

A veces, no se puede evitar que los niños se sientan así y los padres, de forma errónea, tratan de restarle importancia, les riñen o les castigan. 


Restando importancia no se ayuda, todo lo contrario. Se les empuja al silencio,, a no confiar en los padres y conseguir que "se alejen".


La tristeza no es ni buena ni mala sino necesaria. Es un sentimiento propio del ser humano, igual que lo son la alegría, el miedo,...


Algunos casos de tristeza en los niños requieren de mayor atención: 

- Cuando se extiende en el tiempo demasiado. 

- Cuando de forma habitual llora a todas horas, por todo y por nada. 

- Cuando se queja de que todo lo que hace le sale mal. 

- Cuando pierde interés de jugar con los demás niños y niñas. 

- Cuando se vuelve inapetente y se niega a comer porque nunca tiene habre.

- Cuando se mueve mucho en la cama mientras duerme o no consigue conciliar el sueño. 


¿Cómo ayudar al niño/a a combatir la tristeza?

Es imprescindible que los padres ayuden a sus hijos/as a entender lo que siente, que aprendan a reconocer sus estados de ánimo y a saber expresarlos con palabras. Para conseguir esto es importante:


- Que no se tenga miedo de reconocer la tristeza: estar triste es un estado de ánimo igual que cualquier otro. Se le debe explicar que a pesar de ser una emoción que no nos gusta, es normal sentirse así y que todos pasamos por ella cuando perdemos algo o a alguien, nos sentimos solos, rechazados,...

- Que los padres no oculten su tristeza: los niños/as aprenden del ejemplo y de las expresiones emocionales de sus padres. Para ayudar al niño a combatir la tristeza, es muy importante que le expliquen por qué se sienten así  para que tengan ejemplos en los que poder apoyarse cuando sean ellos mismos los que se sientan así. 

- Ayudar al niño  a identificar sus sentimientos: En muchos momentos, niños y niñas pequeños se sienten confusos y se expresan de manera agresiva a través de empujones o golpes. La tristeza muchas veces va de la mano de la ira y la frustración. Es esencial que los padres hablen con sus hijos para ayudarles a identificar este sentimiento y darles espacio en caso de que lo necesiten.  Ayudarles a desahogarse pero siempre desde el respeto. 

- Escuchar: Que el niño/a se sienta escuchado, que sepa que tiene su espacio y tiempo para explicar cómo se siente. 

- Enseñar a no esconder sus emociones: sea cual sea la emoción, es imprescindible enseñarle a manifestarla. 

- Utilizar los abrazos: Ayudan a que se sientan bien y liberen tensión y aumentar su autoestima.

- Hacer una lista con las cosas buenas: Hacer una lista de todo lo bueno que tiene a su alrededor ayudará a combatir su pesimismo. 


 https://youtu.be/ADyg9elM96A









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