Catherine L'Ecuyer

Catherine L’Ecuyer es canadiense, vive en Barcelona y es madre de 4 hijos.

Investigadora y autora de varios libros y artículos sobre el tema de la educación, entre ellos Educar en la realidad (10ª edición), sobre el uso de las nuevas tecnologías en la infancia y en la adolescencia, y Educar en el asombro (30ª edición), publicado en ocho idiomas y en 60 países.

Educar en el asombro es un libro que todos deberíamos leer. 

La cita con la que abre sus reflexiones, de G.K.Chesterton, me encantó:
"Cuando muy niños, no necesitamos cuentos de hadas, sino simplemente cuentos. La vida es de por sí bastante interesante. A un niño de siete años puede emocionarle que Perico, al abrir la puerta, se encuentre con un dragón; pero a un niño de tres años le emociona ya bastante que Perico abra la puerta".

L´Ecuyer plantea  ideas que tienen que ver con mirar nuevamente a los niños, pensar en su naturaleza, respetar su inocencia, sus ritmos, su sentido del misterio y su necesidad de belleza. Y, sobre todo, mantener esa llama natural que es el asombro: Educar en el asombro es dejar que nuestros hijos acerquen la mirada hacia la cerradura de una puerta que da al mundo real. 

 
En este libro encontramos  muchas referencias sobre la necesidad de crear ese espacio para que la infancia no pierda su capacidad de preguntar, observar e inventar. Según la autora, si tenemos en cuenta esto, conseguiremos que para los niños sea más natural leer novelas y que encuentre placenteras las largas y bellas descripciones de los lugares y de los rasgos de carácter de los personajes. No se aburrirá con los escritos de autores como Cervantes, Tolkien y C.S. Lewis. (pág.57).

 Algunas de las reflexiones a destacar son:

1. La libertad interior, el caos controlado del juego libre. 

Los niños sienten muy pocas ataduras. (...) No es preciso motivar al niño a priori, presentándole cosas extraordinarias y espectaculares, sustituyendo su imaginación para moverle a actuar de forma determinada. En segundo lugar, y sólo en segundo lugar, hay que estructurar la transmisión de conocimiento contando con la motivación del niño, palanca que procede del proceso de descubrimiento iniciado por él mismo y de la invención y el descubrimiento. (p.72). 

2. El silencio. 

Para los sobreestimulados, el silencio ensordece. 
Es importante rodear al niño de un entorno que sepa equilibrar silencio, palabras, imágenes y sonido. El silencio es una variable que se ha olvidado en el proceso de aprendizaje (p.116). 

3. La rutina. 

Cuando la rutina se humaniza, se convierte en ritual. El niño relaciona la rutina con un momento de afecto. 

4. El misterio. 

Los niños están fascinados ante el misterio porque ven en ello una oportunidad de conocer infinita. Y como los niños nacen con asombro y el asombro es el deseo de conocer, el misterio les fascina (p.130)
La pérdida del sentido del misterio también lleva a la pérdida de la inocencia, adelantando etapas que no tocan (p.132). 

5. La belleza. 

Si los niños tienen capacidad para asombrarse por la belleza, ¿por qué la tapamos con lo feo como un sobreestímulo?

6. El papel de la cultura. 

La cultura es la expresión de la manera de pensar y de sentir. Se transmite por los libros, por los juguetes, imágenes, palabras, la música, la forma de vestir, de hablar, la televisión, las películas, y a través de la vivencia de cada una de las personas que están en contacto con nuestro hijo. 


Me gustaría concluir con la reflexión que hace la autora teniendo como referencia un caracol. 
Cuando un niñ@ se encuentra uno, va corriendo enseguida en busca del adulto para mostrárselo entusiasmado. 
Sí el adulto reacciona bien, éste jugará con el molusco sin problema. 
Sí el adulto, por el contrario, reacciona con asco o miedo, el niño/a tirará al suelo el caracol de forma automática. 




Comentarios

Entradas populares