André Stern

 "Los niños aprenden porque se entusiasman y no diferencian entre jugar y aprender".


André Stern es músico, conferenciante, periodista, escritor y padre de dos hijos. Ha publicado un libro llamado "Entusiasmo" que habla sobre cómo alimentar las capacidades durante la infancia desde el ejemplo y la confianza. 


Según él, "el entusiasmo nos libera de nuestros límites". 

En la infancia, las expectativas adultas y la jerarquía aceptada de las diferentes disciplinas y profesiones, ahoga ese entusiasmo innato que nos lleva a ser quiene queremos ser y a hacer lo que queremos hacer. 


Es hijo del investigador y pedagogo Arno Stern.

Al no ir a la escuela, la convivencia con su familia y ser hijo de quien era, le permitió desarrollar el autoaprendizaje.


Según él, el entusiasmo es una fuerza que nos da alas, energía capaz de mover montañas, nos libera de nuestros límites impuestos. 

Cuando nos sentimos entusiasmados también nos sentimos felices y viceversa. Sin embargo, el entusiasmo también nos puede dar momentos no felices. Por ejemplo, cuando un niño, entusiasmado, pone todo su empeño en escalar una pared, coger un balón muy pesado. Si es cuestión de fuerza, no podrán pero es tal el entusiasmo que tienen para hacerlo, que ponen todo su esfuerzo en ello. 

Stern afirma que el entusiasmo es la clave del aprendizaje pero se trata de una actitud, no de una metodología. 

"Para los niños entusiasmarse es su forma de estar en el mundo. Tienen la necesidad de buscar ese genio que hay en su interior y que a su vez será el genio que les llevará a ser útiles en este mundo. Para ellos no hay jerarquías entre profesiones o disciplinas. Ellos se pueden entusiasmar tanto con el oficio de un astronauta como con el oficio de un barrendero. Somos los adultos los que establecemos permanentemente jerarquías, los que les decimos que es más importante una materia u otra. ¿Y si pensáramos que aprender a leer no es más importante que aprender a bailar?"


"Me cuesta decir “lo que necesitan los niños” porque no creo que haya diferencias entre lo que necesita un adulto o lo que necesita un niño. Por ejemplo, si existen palabras malsonantes para un niño, entonces también serán malsonantes para que las pronuncie un adulto. Decir que los niños tienen necesidad de alguna cosa es una arrogancia porque entonces estamos discriminándolos, colocándolos en otro lugar, y este es un mal invisible en nuestra sociedad: el edadismo. Considero que los niños no existen: hay un niño en un momento dado y una persona detrás de él cuyas necesidades van cambiando. En el momento que hemos hecho una categoría de niños, esta pasa a ser dominada por la categoría de adultos, que se atribuyen la capacidad de saber lo que el niño necesita. Es la misma historia que la del patriarca: la categoría hombre que decide lo que le hace falta a la mujer. Es la misma discriminación."

"El edadismo está por todas partes, pero no lo vemos. A los niños no les tomamos en serio, y no tomamos en serio algo que hacen –y que es muy importante– que es jugar. Aprenden porque se entusiasman, y no diferencian entre jugar y aprender. Somos nosotros, los adultos, quienes no solo hemos separado el juego y el aprendizaje, sino que, además, hemos posicionado ambas acciones como opuestas. Pensamos que ya se les pasará cuando sean mayores, que el juego y el entusiasmo son defectos de la infancia."

"el juego es una actividad que enciende nuestro sistema emocional, por eso nuestros niños están tan interesados en jugar porque los juegos les permite retener información para siempre".

"Si al niño le damos confianza, y le dejamos vivir su entusiasmo, el niño no tiene problema con las indicaciones que le van a dar las personas más experimentadas. Los niños hoy asumen una cantidad de noes enorme porque viven en un océano de negaciones en el que muy pocas cosas les están permitidas."


https://elpais.com/mamas-papas/2021-09-14/andre-stern-los-ninos-aprenden-porque-se-entusiasman-y-no-diferencian-entre-jugar-y-estudiar.html








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